En octubre de 1529, en el fuerte de Sancti Spiritus, Sebastián Gaboto, ocupado en la puesta a punto de unos bergantines, licencia a 15 de sus hombres para que fueran tierra adentro a descubrir la Sierra de la Plata. Al regresar, los expedicionarios dirigidos por el capitán Francisco César cuentan haber visto "tanta riqueza que era maravilla". Este vago relato es el origen del mito de la ciudad encantada de los Césares que fue buscada afanosamente desde el Imperio del Perú hasta el Estrecho de Magallanes.